Lunes. La misma escena repetida hasta el hartazgo generación tras generación: las niñas reunidas y los pesados del grado molestando sin permiso ni castigo.
Las amenazas comienzan cuando las pequeñas se cansan.
—Mejor te dejas de molestar o le digo a mi papá, que es mejor que el tuyo porque es bombero.
—Y yo al mío, que es dueño de toooodos los negocios del barrio.
Así, una por una —el mío es karateca y les va a dar la biaba, el mío mide siete pies, el mío levanta el auto con las manos, campeón de payana y veterano de Irak.
Entonces llega el turno de Malia Ann Obama.