Pablo Giordano nació en el mismo pueblo exagerado que yo. Escribe y, con alguna regularidad, sube textos a su blog personal, Cosas de mimbre. Hace tiempo que trabaja la duda sobre el futuro de una novela escrita años ha, “Chozas”. Lo carcomía la incertidumbre sobre el futuro de esas páginas, que envió a editores y amigos y fueron siempre devueltas con buenos comentarios pero escasas perspectivas.
Leí la novela hace algo más de seis meses y me cautivó. Tiene ritmo, maneja bien el lenguaje coloquial de los pueblos cordobeses y goza de cierta universalidad temática. Ayer, tras mucho debatir consigo mismo, Pablo me tocó la puerta del MSG y charlamos sobre el futuro de “Chozas”.
Es seguro que ha hecho lo mismo con gente con mayores cualidades que las mías, que son pocas. Pablo dudaba entre publicarla en el blog, por entregas, como folletín, o pagar para que un editor la imprima. Primó la opción inicial —que no es obstáculo alguno para, a futuro, la segunda, ya sin necesidad de hacer un agujero a su bolsillo.
“Chozas” es una novela que se lee de una sentada, con mucho humor y toda la dedicación de Pablo, merecedor de espacio y lugar en librerías y periódicos.
Suerte.